19 de septiembre de 2016

Despedida y Punto de Garbanzo

Ya han pasado 15 días desde que aterricé en España y aunque a mi regreso estaba convencido de que no me quedaban más retos por cumplir, ni sueños de aurora que alcanzar, en estos días de descanso y sosiego, nuevas metas han aparecido en el horizonte. La vida es un camino lleno de idas y venidas, de despedidas y reencuentros, de lugares que se quedan una parte de ti y de nuevos sueños que florecen en el mañana. 
Como dijo el poeta: 

“…la vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia…” 


Nos vemos en el próximo salto : )

14 de septiembre de 2016

Mapa del recorrido por Islandia

Incluso a día de hoy, pronunciar Islandia, me suena a lejano, a cuento imposible, a sueño inalcanzable. Pero cuando el eco de la noche llega, los vocablos de Islandia recuerdan a esos caminos pedregosos y solitarios, junto a montañas de colores imposibles y a un volcán en lontananza que sigue apacible tus pedaladas. En Islandia la soledad del camino te abraza por doquier y debes cuidar bien tu camino si no quieres acabar atascado en alguno de sus impredecibles ríos, perdido entre sus impracticables carreteras, o hechizado por alguno de sus caleidoscópicos paisajes. Ya no importa el medio de transporte que elijas, en Islandia hay dos cosas que nunca deben faltar en tu mochila, comida y un buen saco de plumas.
En cuanto a la ruta, pese a no tener un plan inamovible, mi objetivo era llegar más al norte, para visitar un lago de aguas cálidas y sulfurosas, pero las inclemencias del tiempo y la dureza de pedalear entre rocas volcánicas, grava y viento, me hicieron tomar un suave desvío lleno de aguas termales donde hacer el garbanzo.

Mapa del recorrido por Islandia

9 de septiembre de 2016

Capitulando

Entre diminutos bosques de árboles dispersos que se pierden junto a las pequeñas calles de techos rojizos, me despedí de Islandia.
El último día lo dediqué a dejarme cautivar por la capital, un lugar que a bien seguro volveré a visitar. La sensación de la capital es un remanso de paz, bañada por las aguas y entre verdes jardines, es difícil no perderse entre la tranquilidad de sus calles de blancas fachadas, sus casas de baja estatura y sus tiendas de reducidas dimensiones, dan esa sensación de cercanía y lugar hogareño que uno siempre desea sentir.


Hveravellir




1 de septiembre de 2016

Sueños de Aurora

Hay gente que sueña y otros que caminan, hay quien piensa lo que hará si le toca la loto y otros que tienen una pequeña lista de sueños por cumplir. He conocido gente que soñaba con ser lo que no es y personas que sólo deseaban trabajar para poder comprar un horno en el que hornear. El mundo está lleno de sueños y soñadores y a veces sin darnos cuenta vuelven del baúl del olvido y se juntan para hacerse realidad.
Yo un día tuve una de esas listas, con caminos, sueños y retos que ya forman parte del pasado, otros no los recuerdo, pero si alguno todavía seguía vivo en mi mente, era ver auroras boreales. Y así ha sido. Ayer, en una noche fría como ninguna hasta ahora, en la que el rocío se congeló sobre la tienda, Islandia me dio un hasta siempre que jamás olvidaré.
Sobre la tienda, el cielo estrellado se llenó de estelas de colores que se movían pausadamente, como si un pintor rozara el firmamento con un pincel de algodón y la suavidad de la brisa los moviera sutilmente a su antojo.

El mundo está lleno de sueños por cumplir, no dejes que el tiempo pase demasiado, antes de hacerlos realidad.

Un abrazo silencioso.

Geysir que No

Desde donde el fenómeno de la naturaleza toma nombre, despido mis pedales hasta la próxima aventura. Hoy toca coger un bus hasta Reykjavik, lugar en el que montaré la tienda por vez última en Islandia y donde el sábado empacaré la bici para el domingo poner rumbo a casa. Quise hacer un día más de ruta, pero empacar la bici no es tarea fácil y nunca se sabe lo que puede acontecer por el camino.
Gracias por los ánimos, a los que animaron y por los recuerdos los que me recordaron.
Nos vemos pronto.
Gullfoss Falls
Geysir

30 de agosto de 2016

Flúðir que no flúor

A sólo un par de jornadas de finalizar la aventura es momento de evaluar Islandia, un país de fuego y hielo que te transporta al Cretácico o Jurásico, evocando esos momentos de juventud del planeta.

Islandia es una país que está en proceso de creación, las fuerzas de la naturaleza son tales que te sientes más que diminuto a su lado. Tener la posibilidad de verlo en su estado más puro, es toda una suerte, donde glaciales, cataratas y fumarolas te envuelven en su cálido compás. Aquí los riesgos y límites los pones tú. No hay vallas que limiten el acceso, ni placas de aviso de peligro que rompan el sonido de la naturaleza. Puedes acercarte y encaramarte a lo alto de cualquier risco, siempre que tu valor y prudencia te lo permitan, como me dijo un islandés... «nothing it's impossible».

Al otro lado de esa naturaleza indómita y salvaje, se oculta una cordial población con la que apenas se llega a tener contacto. La mayoría de los puestos turísticos y de hospederías, están regentados por extranjeros que trabajan en época estival y aunque sea destino turístico, no es un país para todos. Hay que tener en cuenta, que no existen apenas nucleos grandes de población, ni de abastecimiento, lo que conlleva sin importar el medio de transporte, que sea difícil de visitar. Se podría decir que los centros neurálgicos son las gasolineras, dónde siempre podrás tomar un perrito caliente o un menú de hamburguesa. A esto se suma la casi insistencia de restaurantes u hoteles, por lo que el turista acomodado de altos vuelos, acabe sucumbiendo al mismo plato de gasolinera y «Gest House» que el resto de los mortales. En el caso de venir de la «amada patria rusa» la cosa de altos vuelos cambia, ya que constantemente surcan el cielo aviones o helicópteros, con rusos adinerados que no quieren sufrir las inclemencias del tiempo y prefieren verlo todo, a vista de pájaro.

PS: Como nota curiosa, la venta de alcohol está prohibida en todo el país, excepto en los «vinbudin» controlados por el gobierno, de manera que si un dia te apetece comprar unos quesos (8€ 500gr) y hacer un picnic, como no tengas una «vinbudin» cerca o hayas sido previsor beberás agua, eso sí de las mejores del mundo.

Nos vemos pronto, mañana la penúltima etapa.

29 de agosto de 2016

En Islandia también luce el sol

Ayer, tras despertar junto a la presa de agua donde amanecí  el sol fue mi fiel compañero hasta el final del día. Durante gran parte de la mañana estuve esperando encontrar a un islandés a quien preguntar por mi nuevo plan de ruta. Por suerte y con nombre de mujer encontré un lugar en el que abastecerme de información y como colofón un plato de pescado inmenso con patatas que nunca creí fuera capaz de comer. 
Después de la comilona necesité más de una hora para volver a ponerme en marcha, pero el día valió la pena. Ya tengo mi nuevo plan de ruta y los designios me hicieron tropezar con unos paisajes y saltos de agua que no estaban en mente y que sin duda, se han convertido en el gran hallazgo de este viaje.
Haifoss Waterfall

27 de agosto de 2016

Amanece

Ayer Islandia me mostró su lado más metamórfico. Comencé pedaleando temprano, tal vez demasiado pues descubrí los restos de lo que pudieron ser auroras boreales. 
Entre la bruma de la mañana tomé la decisión de cambiar mi plan de ruta de nuevo y en lugar de atravesar el desierto de las highlands, tan sólo rozarlo ya que los días pasan rapido y me arriesgaba a perder el transporte de vuelta a casa.
Aquí quedan para el recuerdo las imágenes caleidoscópicas, del sentimiento de pedalear saludando las cumbres nevadas de un volcán con el horizonte cambiante frente a mí. Y para acabar dormir bajo el abrigo del arcoíris y por vez primera, sin el murmullo de la lluvia como compañera.

26 de agosto de 2016

Voy cruzando el río

Poco a poco voy adentrándome en el interior de Islandia y los parajes además de inhóspitos, son a cada paso más sorprendentes. Estos días caminé entre prados de un verde extraño y reflejos del atardecer, mientras atravesaba ríos de deshielo glacial, con mis chanclas veraniegas. Toda una experiencia con la salvedad de que cuando uno cruza 10 ríos en 30km uno ya no sabe si tiene dedos en los pies.

Aquí ya es hora de dormir, pues por mucho que digan, a las 22:00 es noche cerrada, aunque luego amanece a las 5.

Mañana si todo va bien decidiré que rumbo tomar el resto de la aventura.